El repollo no es solo repollo, sino mil y un platos diferentes en la mesa. ¿Qué te parece este comienzo del post? Me suena muy académico. Aunque... en alguna parte ya he escuchado algo parecido. ¡Exactamente! El conejo no es solo un pelaje valioso.
El repollo no tiene pelo.
El repollo tiene una propiedad maravillosa: adquirir el sabor y el aroma de las especias y condimentos utilizados durante la cocción. Porque el repollo también tiene su propio sabor... no se expresa claramente. Y el olor es tal que es mejor taparlo, después de todo.
En nuestro país, el principal "organizador" del sabor del repollo es tradicionalmente el tomate y la compañía: cebollas, ajo, hierbas aromáticas.
Pero, ¿qué pasa si te arriesgas e intentas eliminar algo?
Honestamente, cuando encontré esta receta, decidí que la maldad saldría increíble.
Sin embargo, un intento no es una tortura, especialmente porque la receta no prevé grandes costos financieros para un intento. Y el resultado, para ser sincero, me sorprendió.
Inusual, esta vez. Un formato de col cocida muy poco habitual, en el que la luminosidad del sabor se consigue sin tomate.
Fresco son dos.
Bueno, es muy simple, son tres.
Nosotros tomamos:
- Repollo - tanto como mejor le parezca
- Limón - 1 pieza
- Ajo: un par de dientes (o más, al gusto)
- Sal pimienta (al gusto)
- Un poco de aceite
Como cocinamos
Pica el repollo en tiras finas.
Vierta un poco de aceite en la sartén, caliéntelo y envíe el repollo a este aceite.
Freímos a fuego alto, si se fríen trozos de repollo, todo está bien. Freímos casi hasta que esté cocido. La palabra clave aquí es freír, no hervir ni cocer.
Cuando el repollo esté casi listo, sal, pimienta y... exprime el jugo de limón. ¿Cuántos? Gusto. Ni siquiera tomé la mitad del limón.
Luego lo tapamos con una tapa y sí, aquí ya estamos cociendo un poco.
Mientras se cuece la col, pasamos nuestro ajo por una prensa y... al final de la cocción lo mandamos a la col, lo alteramos. Resulta un plato que yo no llamaría independiente. Pero cómo la guarnición va muy bien. Recibir una guarnición puede ser no solo para cerdo graso (acompañamiento tradicional de repollo), sino incluso para albóndigas de pollo, por ejemplo.
¡Buen provecho!