Los hechos divertidos sobre la cocina en general y la cocina surgen cuando empiezas a interesarte en esta sección de... ciencia histórica, supongo.
Propongo un pequeño juego: ve a la cocina, mira a tu alrededor y piensa: ¿cuál de esos dispositivos que usas todo el tiempo tenía la gente... bueno, digamos, en el siglo XIX?
Algo me dice, solo quiero decir: ¡estufa! De hecho, además de gas y electricidad, obviamente había madera, turba, carbón.
¡Decir ah! La estufa pudo haber estado en las ciudades. En las aldeas, las estufas con estufas claramente no estaban dobladas. Cocinaban cada vez más directamente en el horno. Y estaban en una mejor posición en comparación con muchos habitantes de la ciudad.
Porque en la ciudad es bueno para aquellos que tienen una casa grande y un equipo de sirvientes con un cocinero a la cabeza; ellos, de hecho, podrían disfrutar de muchos manjares. Tanto al fuego como al horno.
Y los residentes de las ciudades, propietarios de pequeños apartamentos alquilados o habitaciones en edificios de apartamentos, esa felicidad no brillaba. No en vano, los contemporáneos escribieron que los trabajadores y los plebeyos comían muy mal, comprando provisiones en tabernas y cocinas baratas.
Los hornos masivos comenzaron a aparecer solo a fines del siglo XIX. y luego cuán masivamente... Comenzaron a vender al inventor británico James Sharp en 1834. En la década de 1920, los hornos de gas fueron equipados con termostatos y esmaltados para facilitar la limpieza. Pero no todo el mundo tenía gas.
Lo curioso es que ahora los hornos de gas parecen del siglo pasado.
Honestamente, no cambiaré a mi vieja señora eléctrica por una de gas.
Aunque solo sea porque ningún horno de gas me dio un calentamiento tan uniforme. Por el contrario, se esforzaron por quemar el producto por un lado y dejarlo crudo por el otro.
Fu tales hornos para ser.
Pero los ralladores y las mandolinas (ralladores con boquillas reemplazables) son en vano considerados invenciones del siglo XX. El primer rallador fue inventado en Francia en la década de 1540 por François Boullier, y por una razón muy prosaica: era necesario comer queso duro de alguna manera.
Las mandolinas, trituradoras con diferentes cuchillas, se describieron por primera vez en el libro Opera dell'arte del cucinare, publicado en 1570 por Bartolomeo Scappi. Por cierto, en el mismo libro se mostró por primera vez a los amplios estratos educados de la población... un tenedor.
Así son las tartas.